ESTE BLOG YA NO ES OPERATIVO, POR FAVOR ACTUALIZA TUS ENLACES Y VISITA EL NUEVO: http://ruambo.blogsome.com









































[Sólo para adultos]


Nuestra frase aleatoria:

Cita del día:



Búsqueda a través de Google:

Internet sólo en este blog

Chica del día:


Últimas noticias locas:



¡Deja tus comentarios! No cuesta nada...





2005/01/17

Las Aventuras de JSB (4ª entrega)

[...]

Al final, tuve que hacer lo que me temía. Algo tremendo. Algo horrendo. Algo peligrosísimo. Algo... Tuve que ir en el transporte público, ¡y en hora punta nada menos! Después de soportar lo insoportable (olores axilares, pisotones, y otras molestias ocasionadas por el descuido en la higiene o al andar), llegué a mi destino, la calle del restaurante tapadera de contrabando de droja, el Chi Cho T-Lemoto. Me situé a cierta distancia y me dispuse a observar. No era cosa de entrar a saco, así por las buenas. Lo primero que averigüé fue que si quería hacer algo, tendría que librarme de los dos matones que vigilaban la zona. No creo que sea muy difícil engañarlos, ya que normalmente el coeficiente mental de este tipo de matones es inversamente proporcional a su volumen muscular, y éstos estaban muy cachas. Se veía que eran más incultos que una ventosidad de George Matojo.

Yo estaba más nervioso que Marco en Sorpresa, sorpresa, porque esos fistros tenían más peligro que Mario Conde jugando al Monopoly. De repente, ¡vi la luz!, uno de ellos (que por su manera de hablar y andar se veía que perdía más aceite que la furgoneta de Lokomía) se dirigió al otro y le dijo que iba un momento a comprar un paquete de tabaco Búfalo. Yo aproveché la ocasión para abordar al que quedaba haciendo guardia. No tenía prisa porque, ¡milagro!, el establecimiento adecuado más cercano estaba a 9 minutos de distancia, por lo que disponía de unos 20 minutos aproximadamente. Cuando estuve lo suficientemente cerca de él, inicié una conversación:

- Hola.
- Hola.
- Bonita noche, ¿verdad?
- ¿Ein?
- Digo que hoy hace una bonita noche, ni demasiado frío, ni demasiado calor.
- Sí.

Siguiendo con mi estrategia, le conté el siguiente acertijo de Sam Loyd:“La señora O’Toole, una persona decididamente económica, está tratando de pesarse ella, a su bebé y a su perro, todo por un centavo. Se subieron los tres a la báscula y ésta marcó 170 libras. Si ella pesa 100 libras más que el peso combinado del perro y el bebé, y si el perro pesa el 60% menos que el bebé, ¿puede determinar usted el peso del pequeño querubín?”. Estaba claro que la respuesta era que la señora O’Toole pesaba 135 libras, el bebé 25 libras y el perro 10 libras. Pero, como yo supuse, a los minutos de estar “pensando”, pilló una diarrea mental impresionante y quedó K.O. Arrastré a esa mole hasta un banco de un parque cercano justo antes de que volviese su compa. Cuando volvió, y antes de que percibiera la ausencia de su amigo, le dije:

[CONTINUARÁ...]