Las Aventuras de JSB (5ª entrega)

[...]

- Oiga.
- ¿Sí?
- No es por nada, pero tiene la cremallera abierta.
- ¡Oh! -dijo mientras bajaba la cabeza.

Momento que aproveché para subirme a un contenedor de basura, darme impulso con un salto mortal con triple tirabuzón al estilo Strafford y caer sobre él como un águila real a la caza de su presa, para pegarle un peazo codazo en plena nuca. Cayó redondo. Hay que ver, ya no hay matones como los de antes. Ahora andan más perdidos que un pedo en un jacuzzi.

Bien, ya me había librado de esos gorilas de una vez por todas. Ya sé que uso técnicas “peculiares”, pero el caso es que funcionan y aún encima, me divierto. Flipo más que Rappelín viendo Expediente X.

Entre las diversas posibilidades que tenía ahora a mi alcance para investigar el establecimiento de honradez más que dudosa, escogí la del conducto de ventilación que daba al lateral derecho del edificio. Después de 12 minutos y varios cortes (posiblemente infectados, debido al óxido y la mierda), logré sacar la rejilla que me impedía proseguir mi camino. Me costó meterme por el túnel (nota mental: hay que dejar el cocido gallego de Ermenegilda Unto). Avancé sigilosamente y abrí unas cuantas rejillas más, hasta que logré lo que quería: ver el habitáculo donde preparaban la droja para su posterior distribución.

Debía haber por lo menos 40 “operarios”, que preparaban pequeños paquetes de droja herméticamente cerrados que eran escondidos dentro del vientre de los lagartos del licor de lagarto que preparaban en el restaurante. Las botellas eran metidas en cajas y transportadas en furgoneta al lugar de la entrega.

Por lo que le pude oír al jefe (que era más feo que el Phari chupando limones y que la duquesa de Albal estreñida en el water, y además era más calvo que el sobaco de la rana Gustavo), la entrega se llevaría a cabo dentro de 4 días a las 00:00 en la calle Katanga, cerca del centro comercial Los Geranios, aquí en la ciudad de Aberdeen. Ahora, el problema era salir de aquí de una puñetera vez, antes de que me pillaran. Lo malo era que estaba atascado en el conducto de ventilación. Menos mal que siempre llevo un bote de lubricante 6 en 2 en el bolsillo.

[CONTINUARÁ...]