A las 7 de la tarde (1 de 2)

Voy a hablar de cierto bar cerca de la Palloza. Hubo una época en la que antes de salir de marcha nos tomábamos unas cañas ahí un par de privilegiados. Privilegiados porque el dueño era un crack. Ahora por desgracia cambió de dueño y no hemos vuelto.
Aquello era impresionante, el colegueo del hombre, que se me asemejaba a Peter Sellers en el papel de inspector Clouseau, las camareras temporales y las situaciones que allí se daban.
Para empezar en la pizarra ponía "hay filete cerdo", que no es por nada, pero la ausencia de la preposición "de" da un nuevo significado a la frase.

Al hombre le caímos bien y, no sé si para hacernos habituales (lo consiguió), nos obsequiaba con tapas gratis, de tortilla, de pollo, una vez de gambones a la plancha, y patatas fritas de bolsa. Una vez casi cenamos de segundas con tanta cosa, y gratis. Ay, sus comentarios ya míticos sobre la tortilla... "¿Está buena verdad? Está fría pero para un pinchito está muy bien" y por supuesto, oh sí, aquel "Esta tortilla la hice yo a las siete de la tarde", dicho con tono "qué macho soy y qué buenísima que me sale", puntualización que debía ser muy importante, aunque a mi me daría igual si cuando hizo la tortilla no supiese qué hora era...

Aunque con quien más hablaba era con un chaval de patillas que también era habitual, mientras miraba la tele.

Una tarde íbamos en el bus y presenciamos una escena sobrecogedora: al Clouseau este rascándose los cojones delante de la puerta de su bar, literalmente. Pero no de cualquier forma, cuidado, que a todo el mundo le puede picar un huevo. Lo que llamaba la atención es que para realizar dicha tarea el hombre subió una pierna y apoyaba el pie sobre la defensa de un coche. Todo un espectáculo, que hace pensar en el "filete cerdo" y en la tortilla, porque los huevos que tocó mientras la hacía puede que no fueran todos de gallina.

(continuará . . ., que aún queda lo mejor)