Geishas, señoriñas, bombones, orgullos y prejuicios
Cuando fuimos a ver Memorias de una Geisha nos topamos en la entrada del cine con una señora despistada a la que indicamos el camino hacia su sala, que también era la nuestra, y hacia su butaca, dos filas detrás de la nuestra. La señora había pedido pasillo, nos dijo, como si de un avión se tratase.
Acomodados ya todos en nuestras respectivas butacas, y esperando a que empezara el acoso de anuncios previo a la película, nos apareció la señora por detrás y nos dio dos bombones con cereza y licor incorporados, uno para cada uno, por los servicios prestados. Nos informó además de que los solía llevar al cine para entretenerse, volviendo a su asiento.
Tras terminar la película, al salir comentamos nosotros y la señora que la película nos gustara y ella nos recomendó encarecidamente que no nos perdiéramos Orgullo y Prejuicio.
Hicimos una nueva amiga cinéfila y entrañable ;)
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